lunes, 23 de agosto de 2010

La realidad esta hecha de semillas todo lo que veo esta flotando, poco a poco va bajando hasta que llega a la tierra y se mescla,
respirar es el remo con el que me deslizo entre los mundos del viento;
es ser una pelusa que levita en el aliento de un planeta,
un espiritu juega a que hace bailar en el aire todos sus objetos,
por eso no puedo verme en un momento singular, atraparme en un nacimiento que dure un piquete de mosco. Hay un agujero que ha durado mas que mi cuerpo, un lugar en el fondo de la panza donde vive un dios loco que tiene hambre, el cocodrilo, que me entrega el destino de la mordida, dejandome en el paroxismo de la impotencia.

Cuando me muera no sera mi muerte sino el cece de la caida que vengo callendo desde siempre, una barrida al polvo, al mismo tiempo que un vuelo de particulas tambien un asentamiento de ellas, o un solo rebote de una pelota de goma, la gravedad el golpe centro repentino que empuja hacia abajo, despues sube vuela histerica explota en un salto ascendente, entonces, específicamente esta pelota se evapora.
Sera la desaparición de una frontera, de la casa donde vivo; el limite entre dos sueños apretados que no dejaron nunca de marcar su ritmo, de la habitación del silencio y el derrumbe, del lugar de lo inútil; hueco que arde e incendia las estrellas que veo y el estomago que siento, de todo el hundimiento de estar siempre en desacuerdo.

No sera la hora de la extinción sino del estruendo,
y los mayates que atrape de niña se me ban a salir todos al mismo tiempo
pero al menos que sea vivir para siempre de nuevo, esa no sera mi muerte, porque la mia no es timida muerte que salta de repente, no habita en un instante remoto;
yo me quedaba callada cuando los otros niños gritaban,
le hablaba a mi mama del miedo y del vertigo, porque veia en mis sueños arboles oscuros y densos , y despertaba sintiendo la noche en el pecho, y entonces la noche me acompañaba tambien en el dia.

No imagino reuniones donde la gente mece sus apegos con llanto, pienso mas bien en mis ojos o en los dedos de mis pies, en como se mueven y como resplandecen de pupila y carne, pienso en mis manos, en cualquier cosa palpable,
en la tierra arrancada de los cerros rebanados, en lombrices partidas a la mitad bailando,
en las pestañas de los niños cuando se quedan dormidos, en esa pura fuerza que se arrastra como mariposa espesa, que es igual que todo lo demas pero con mas peso y mas fea, en una mujer gorda preciosa enfurecida borracha.

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